CAPAS-Ciudad en la sede de Huesca no ha estado parada durante estos meses de confinamiento. Cerrar las puertas de la sede oscense, haber terminado los contratos del personal vinculado al Centro han condicionado, sin duda, nuestro funcionamiento, pero una de las fortalezas de CAPAS-Ciudad se ha mantenido y reforzado. Nos referimos a la conexión entre la actividad académica y la proyección de la universidad en el contexto sociocultural inmediato, es decir la ciudad. Apuntamos a continuación un ejemplo que se ha desarrollado durante el cuatrimestre que ahora cerramos.

¡Cuéntame yayo! Es un vídeo didáctico que se realizó en la entonces Escuela Universitaria de Magisterio de Huesca, en el año 1996. Se trata de un material para favorecer la formación del maestro relativa a saber aprovechar la oportunidad que representa el juego tradicional para la educación en valores, apoyándonos en nuestros mayores. Estos días, acercándonos a los 25 años de vida del vídeo, se ha vuelto a utilizar, una vez más. Desde la asignatura de Juegos Tradicionales Aragoneses de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte, a partir de esta idea, se ha puesto en marcha una Web ( https://juegos-tradicionales-de-aragon.webnode.es ) que intenta facilitar algo tan importante para todos como es la comunicación intergeneracional. Cuando hablamos de salud, hablamos de la salud de todos y todas. Ningún segmento poblacional se puede quedar atrás. Nuestros mayores, que estos días se han llevado la peor parte de las consecuencias de la pandemia, se han ganado el derecho de ser escuchados, de sentirse protagonistas en sus familias. La sociedad tiene una oportunidad de oro de escuchar a nuestras abuelas y abuelos. ¿Cómo jugabais?, ¿por qué así?

Pilar Labrador y Miren Blázquez, en representación de todos los estudiantes matriculados durante este curso en la asignatura que se ha explicado se han brindado para mantener abierta la página web con la que sumar experiencias. Cada localidad, cada familia, los grupos escolares, tienen ejemplos preciosos de iniciativas que estos días han servido para convivir las diferentes generaciones de una casa. Los juegos han sido y son una excusa perfecta.

Jugando al siete y medio queremos poner un ejemplo de esos muchos juegos que no tienen que perderse y que nos pueden dar muchos ratos de diversión y convivencia.

No se trata de explicar cómo se juega al siete y medio. Larraz y Maestro (1999), o Maestro (1996) por ejemplo[i], se han encargado de hacerlo perfectamente. Queremos aportar una dinámica de juego que se ha realizado estos días, por si puede servir para estimular a algún grupo semejante.

FABRICAMOS EL MATERIAL:

Rescatado de la basura hemos utilizado un retazo sobrante de aislamiento térmico para tejados. Al ser de color negro hemos marcado los números y las casillas en blanco con rotulador. Las piezas para lanzar son recortes de la alfombrilla de caucho del garaje que había que renovar. El vecino les ha hecho otro para sus nietas. Todavía ha tenido más imaginación. El reverso del felpudo de la entrada es negro y liso. Sobre él ha pintado los números. El zapatero le ha recortado fichas de trozos de caucho para arreglar los zapatos. Por ser para las nietas no le ha querido cobrar. La ventaja de su idea es que no hay que buscar un sitio para guardarlo. Al darle la vuelta sigue siendo el felpudo de la entrada.

LAS REGLAS:

A los nietos ha habido que explicarles las reglas. Se han encargado los abuelos. Cada participante lanza las piezas de caucho al cuadro una detrás de otra. Cada ficha puntúa según el valor del cuadro en el que cae. Si la ficha cae encima de una raya solo vale medio punto. Gana el que más se acerca a siete y medio. Si se pasa no hay opción a ganar esa partida. Cuando el jugador o jugadora lo considera se puede “plantar” con la puntuación que haya obtenido, dando paso al siguiente participante.

JUGAMOS:

La abuela ha jugado. Se ha olvidado de sus lesiones recientes. Hasta ahora ha estado entre algodones. Las almohadas apoyadas en el costado izquierdo le daban cierta tregua a un dolor continuo. Duele menos el costado si lo sujetan las risas con sus hijos y nietos.

Todos jugaban. Desde casa. La tecnología nos permite jugar desde diferentes domicilios desde diferentes ciudades. Abuelos, hijos, nietos. Solo pueden tirar los abuelos y los privilegiados que están con ellos, pero se han hecho equipos y la decisión de plantarse o seguir tirando tiene que ser consensuada. En juego el postre y el vermú de la primera comida familiar que permita el confinamiento. En el debate hay que gritar, no por la distancia, pero si por los oídos, abuelos e hijos requieren un registro al que amablemente se suman los nietos. Todos jugaban.

El abuelo se ha manifestado como un maestro. Ha ganado las dos partidas con pleno. Siete y medio. Al acabar ha acudido a su biblioteca para confirmar que su memoria no le fallaba. Que poco le ha costado encontrar los versos que Pedro Muñoz Seca puso en boca de Mendo en “La venganza de Don Mendo”: “…Y un juego vil que juegas cien veces, mil, y de las mil, ves febril que o te pasas o no llegas. Y el no llegar da dolor, pues indica que mal tasas y eres del otro deudor. Más ¡ay de ti si te pasas! ¡Si te pasas es peor!

El juego tradicional de una manera tan sencilla apuesta por la comunicación intergenaracional. Gana la abuela, gana el abuelo. Ganamos todos.

Si tienes algún ejemplo y quieres compartirlo la Web que te presentamos desde CAPAS-Ciudad te brinda esa oportunidad. Contacta con Pilar y Miren y te ayudarán.

  • Maestro, F. (1996). Del tajo a la replaceta. Juegos y divertimentos del Aragón rural. Ediciones 94.
  • Larraz, A. y Maestro, F. (1991). Juegos Tradicionales Aragoneses en la Escuela. Ed. Mira Editores.